PODEROSAS FOTOS DE ISELA HERNANDEZ,
LA PRIMERA EXPOSICIÓN DEL ATENEO.
(TODAS LAS FOTOS PROPIEDAD DE ISELA HERNANDEZ)
En
el momento estético
actual se da
preferencia a los
tecnicismos en lugar
de las emociones, esto se ve
en todas las áreas de la
creación, una nueva
forma de censura
basada en el
elitismo es creada, los guardianes
de la puerta son
el dinero y
los supuestos conocedores de la frivolidad de la oligarquía, los textos
introductorios son más importantes
que la obra
pues la obra
no existe, se
juega y tergiversa con
las ideas de lo
abstracto, lo expresivo, lo conceptual o la llamada
vanguardia, las galerías, los
espacios culturales , la crítica
que es más bien
apologista de un
oficialismo de iniciativa privada,
sostienen una gran farsa
a la que
llaman cultura, una cultura
que siempre viene
de fuera, jamás desde adentro de la sociedad, las
élites se sienten
extranjeras y no
pueden ver que
el conocimiento y el
arte pueden provenir de la veta
local.
Los
que no se
suban a ese barco de vanidades, de lambisconería e hipocresía quedarán
rezagados, el mundo actual
del arte está
sobre poblado de falsas propuestas, charlatanes , de técnicos
que juegan a ser
artistas y a expresarse pero, desde luego, no es allí
en donde
están sucediendo las cosas.
Por eso,
cuando veo las fotos de
Isela Hernández, tan llenas
de frescura y con una
necesidad vital de
expresar, de decir cosas en verdad, esclarecerse como
persona en este mundo
atribulado, no puedo más que conmoverme; la pulsión joven en el
trabajo de Isela me habla de tantas
cosas: paisajes boscosos y
ríos secos que
parecieran hablar del alma
de la autora, el retrato íntimo
del alma, más que
una descripción de un paisaje pareciera el mapa
de un estado anímico taciturno,
de una naturaleza agreste en su
interior. A esta última
faceta pertenecen también los
retratos en la ducha, presentados en esta muestra; una Isela
que trata de salirse del encuadre,
gestos duros, defensivos, beatíficos, vemos
de nuevo en un
acto de honestidad total,-la
única que pueden
tener los grandes
artistas- a una niña de este
tiempo, en toda su androginia, toda
plenitud, mostrándose como la pieza clave
de la muestra, el tema de su obra: la
vida misma, su desnudez.
Creo que he visto una gran cantidad de trabajos fotográficos de los llamados consagrados, los expertos, los grandes técnicos, y no encuentro esta honestidad.
Isela está
preocupada por el
erotismo en su trabajo y en el
mundo. En la fotografía sus muñecas
derretidas, deformadas por la
caricia del fuego,
son sensuales, retratadas
contra elementos suaves, ásperos, sensuales: el
pasto, troncos de árboles, la
espuma. La fotógrafa también
se coloca entre la espuma
lúbrica, que por momentos
no sabemos si es
algo placentero, o algo
contra lo que lucha
el personaje de sus
autorretratos.
Estas fotos
son de un erotismo inocente, beatífico, físico pero mejor aún,
sublimado; un aura de religiosidad
rodea a estos
seres delicados y rotos que
deambulan entre la
sombra y la luz en las fotos de Isela, cuya obra
me remite a
aquella frase de Jean
Cocteau pero referida a
la pintura, en la que
sentencia: cuando el artista hace
una imagen, ésta siempre es su propio rostro.
Luis Urrutia.
Luis Urrutia.
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